(Texto escrito por Carlos Pérez).
A veces, ya sea en charlas en las que exponemos el proyecto o con personas con las
que te cruzas en tu vida personal, suelen preguntarnos el por qué de este proyecto.
Qué circunstancias llevan a unos “yogurines” recién salidos del bachillerato a
emprender un proyecto como este. La historia de los inicios de la entidad la conoce
mucha gente, incluso se puede leer en nuestra web, pero el día a día de la asociación,
eso es, otra historia.
Siempre me he considerado una persona despistada por lo general, algo caótico y un
poco desorganizado, intentando seguir la filosofía que ahora está tan de moda entre
“coaches y libros de autoayuda” de: vive el momento. Aunque confieso que trato de
darle mi toque personal a ese estilo de vida dentro de mi caos mental.
Podría decir que Papá Alpha cambió mi forma de vivir o incluso mi forma de ser, y no
estaría mintiendo, jamás pensé que estaría tan involucrado en un proyecto y, mucho
menos, que ese proyecto lo hubiese creado yo mismo. Por suerte o por desgracia, sigo
siendo el mismo chaval caótico que llega tarde a muchos sitios.
Lo que si ha cambiado en mi este proyecto es la definición de algunas palabras: la
gratitud, el compromiso, la constancia, la ética, la solidaridad, la cooperación, la
añoranza, la justicia y un sinfín de palabras más.
También te diría que han cambiado muchas prioridades en mi vida diaria, de hecho ese
cambio es real, debido a la cantidad de “espacio mental” y horas que dedicamos a
diario a temas relacionados con la entidad: proyectos, comunicación con Alpha,
trabajar con las diferencias culturales, situaciones a gestionar en la distancia, eventos,
colaboraciones, reuniones, gestión de grupos y equipos de trabajo y, de nuevo, otro
laaaaargo e infinito etc.
Miro estos 4 años atrás y solo veo crecimiento personal, emocional y profesional en mi
vida, pero me gusta pensar que aún queda mucho por aprender. Solemos comentar
que los proyectos al desarrollo como el nuestro, se pueden valorar a partir de los 10
años de trabajo, visto así, no hemos llegado ni a la mitad. Si en 4 años siento que mi
vida ha dado un giro tan increíble, el hecho de pensar que aún puedan quedar 6 años
más, no hace más que motivarme a seguir. Porque tiendo a pensar que lo más difícil ya
lo hemos hecho: los inicios y superar la “barrera” de los primeros 3 años, en los que
muchas entidades de cooperación flaquean y acaban desistiendo, tal y como hemos
podido observar en otros proyectos. Así que, en estos momentos tan complicados, en
los que no podemos viajar a Thiancoumalal y que pueden aparecer ciertas limitaciones
extras, siento que no hacen más que dar un valor adicional a esta difícil y bonita labor.
Seguimos avanzando y creciendo juntos, motivados por los objetivos que nos hicieron
empezar: los resultados positivos y reales, la implicación en los equipos, la gratitud en
sus miradas y, por último pero principal meta, su autosuficiencia.
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