(Texto escrito por Verónica Mesa)
Desde hace años que quería realizar un voluntariado. Quería ayudar, conocer de primera mano y sentir lo que era estar allí, y por fin un verano de 2019 se dio la oportunidad.
Aquel verano que se convertiría en una experiencia inolvidable y de aprendizaje.
¿Cómo describirlo?
Un verano de sonrisas y Diaramas, de cultura, calma y naturaleza, de momentos mágicos y noches estrelladas.
Un verano donde conocí a Alpha y su visión de vida (ojalá hubiesen más personas como tú), pero también vi la crudeza y las necesidades que hacen falta.
Un verano donde aprendí más que enseñar, donde me quite prejuicios propios de occidente y vi lo materialistas que podemos llegar a ser.
En definitiva, aquel verano donde conocí el poblado y la gente de Thiancoumalal (Senegal).
Durante aquel verano estuve como voluntaria en el programa educativo. Nuestra labor, dar clases de francés y español, así como actividades y juegos para facilitar su aprendizaje y creatividad.
Y si estás pensando en unirte a Papalpha solo te diré que te imagines:
Cada mañana rumbo a l'école de Thiancoumalal con el altavoz de música avisando que la escuela va empezar; los niños saliendo de sus gales, los más pequeños en brazos de los más grandes, algunos en sus puertas y otros esperándote allá; las clases, sus dibujos, cubriendo las paredes de l'école; el patio donde cantábamos, jugábamos y aprendíamos pulaar o los momentos en que te decían que querían aprender la tabla de multiplicar o se acercaban con un libro para leer contigo; las carreras bajo la lluvia de vuelta a casa; las comidas en corro; las fiestas tradicionales de baile y color; los atardeceres y las noches de bissap. Todos esos momentos. Imagínate ir. Imagínate volver.
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